lunes, 14 de diciembre de 2009

LA CRISIS ESTADOUNIDENSE SE REFLEJA EN SUS SERIES DE TV Los ricos también lloran


Desde los dramas médicos hasta las comedias, las temporadas que acaban de estrenarse en la Argentina incluyen recortes presupuestarios, desocupación y embargos en sus argumentos.
La situación económica en los Estados Unidos llegó a las series de TV Empezando por "Los Simpson", que perdieron su casa por una hipoteca, y siguiendo por dramas de hospital y comedias románticas, las nuevas temporadas -que se están viendo ahora en la Argentina- no dejan dudas sobre el cambio en las temáticas.
El glamour de las chicas de Nueva York, el sereno devenir en los barrios suburbanos, la pobreza y el miedo al futuro como patrimonio de negros y latinos, son algunos de los tópicos que la televisión estadounidense convirtió en historia a partir de su propia crisis económica.
 Las nuevas temporadas de las series, que desembarcaron en las pantallas de América latina el mes pasado (en la mayoría de los casos con muy poca diferencia respecto de su estreno en los Estados Unidos) muestran una sociedad atravesada por unas preocupaciones inéditas: pagar la casa, mantener el trabajo, atender la salud ... En dramas o en comedias, como argumento principal o como referencia, la recesión está atravesando a la TV, más allá de los recortes presupuestarios de las cadenas.
Desde Los Simpson perdiendo su casa hasta los despidos en Grey’s anatomy, pasando por una diversidad que incluye al musical Glee, al drama de hospital Three Rivers, a la comedia Hung y hasta a Desperate Housewives, éstas son las cuestiones que desvelan, hoy por hoy, en las ficciones del norte.
A Homero Simpson le gusta la fiesta, como ya se sabe. Y en tren de "tirar la casa por la ventana" en una celebración, lo que le ocurrió no pudo ser más literal. El padre de Los Simpson (Fox, domingos a las 20) tomó un par de préstamos hipotecarios y, antes de que se diera cuenta, los intereses se le tornaron completamente impagables. Al promediar el episodio estrenado el domingo pasado -que llevó el título/moraleja Ningún crédito de nuevo-, Ed Flanders, su vecino cristiano, era el nuevo dueño de la vivienda de Springfield tras haber abonado 100.001 dólares en el remate. Caritativo y observante, Flanders permite que los Simpson sigan viviendo en su casa , claro que ahora como inquilinos. Habrá que ver, en adelante, hasta dónde el nuevo status cambia o no el devenir cotidiano de la familia televisiva más famosa en el mundo.
Muy lejos de Springfield, en la lluviosa Seattle, el grupo de médicos residentes de Grey’s anatomy, y también los cirujanos veteranos, vive, funciona y hasta respira con la amenaza del despido mordiéndoles los talones. La sexta temporada de la serie (que comenzó en los Estados Unidos a fines en septiembre) plantea como eje argumental la fusión del hospital Seattle Grace, donde trabajan los protagonistas, con el eterno rival, el Mercy West, debido a los recortes presupuestarios que no permiten mantener ambas estructuras. Así las cosas, y ante el nuevo "exceso" de personal, unos cuantos tendrán que quedar afuera.
La tensión es agobiante, las rencillas se suceden y todos empiezan a cometer errores en su ansiedad por mostrarse como los mejores.
En el sexto capítulo de Grey’s anatomy, que se vio la semana pasada (Sony, lunes a las 22), la situación hizo eclosión y se cobró la primera víctima fatal. El caso fue el de una mujer víctima de un incendio que muere horas después de haber sido internada -y de pasar por las manos de casi todos los médicosdebido a una negligencia en la primera revisación. Una de las residentes es despedida. Pero sobre el final, las palabras del cirujano Shepperd (Patrick Dempsey) al director delhospital (James Pickens Jr.) echan luz sobre el asunto: "Demasiados médicos que no se conocen y desconfían unos de otros. Esto es lo que significa la fusión. Cuando entré a esa sala (donde la paciente acababa de morir) reinaba el caos. Este es el sistema. Deberíamos volver a pensar quién fue el responsable de esa muerte".
En otro hospital, el Three Rivers (Universal, miércoles a las 21), especializado en transplantes, el tema que surge una y otra vez es el dilema planteado a los profesionales que saben que pueden salvar una vida mediante una operación que, sin embargo, no cubre el seguro médico (uno de los caballitos de batalla de Obama al principio de su gestión). Ya en el primer episodio de esta muy buena serie, el apuesto doctor Andy Yablonski (Alex O’Loughlin) se vio confrontado por un paciente fuera de lo común. Africano, de cuerpo atlético, vital, simpático y convincente, el muchacho le suplica por un transplante cardíaco. Sabe que, de otro modo, lo suyo es una condena a muerte. Pero le cuenta al médico su tremenda historia: único de su familia que no fue asesinado en una matanza masiva, terminó en un campo de refugiados del que escapó para empezar a girar por el mundo y desembarcar en la "tierra de promisión". Enterado de su enfermedad, y porque, dice, se considera un sobreviviente, en lugar de desesperarse busca solución y así da con Yablonski. ¿Quién costeará la operación? "Yo sé que usted encontrará el modo", contesta Kuol, el paciente, con una sonrisa anchísima. Sin embargo, superado el sexto episodio, todavía lucha por ser incluido en la lista de espera.
En las escuelas también se nota el temor a la desocupación. Si antes las muchachas casaderas de las comedias románticas esperaban por un príncipe azul, la crisis parece haber acotado las esperanzas. Al menos eso es lo que piensa Ken Tanaka (Patrick Gallagher), el entrenador del equipo de fútbol del colegio de Glee (Fox, jueves a las 22). Enamorado de Emma, la simpática consejera escolar que interpreta Jayma Mays, el hombre la invita a salir una y otra vez, hasta que, en el tercer episodio, la encara con un argumento contundente: "Soy soltero, trato bien a las mujeres y pertenezco a una minoría étnica, por lo que voy a conservar mi trabajo".
Con la baja definitiva de muchas de sus ficciones y retrasos en centenares de proyectos, la industria televisiva de Hollywood no quedó al margen de lacrisis, y los guionistas, evidentemente, encontraron una vertiente efectiva en trasladar la situación a sus líneas argumentales.
Además de los ejemplos más recientes, esto ya se pudo ver en la temporada anterior de Desperate Housewives (Sony, miércoles a las 23) cuando el matrimonio de Lynette y Tom (Felicity Huffman y Doug Savant) tuvo que vender su pizzería acosada por problemas financieros.
"Es la primera vez que he tratado una preocupación nacional de esa manera en el programa", afirmó Marc Cherry, el creador de la serie.
"En cierto sentido, es lo que hace que la trama sea verosímil", agregó.
Y algo por el estilo habrá pasado por la cabeza de los guionistas de Lie to Me (Fox, lunes a las 22) -cuyo protagonista es un especialista en detectar mentiras en los gestos de las personas- cuando incluyeron el caso de un estafador a gran escala, al estilo de Bernard Madoff, el inversionista de los ricos y famosos, sentenciado en junio a más de cien años de cárcel. El personaje del escándalo al que también recurrió el drama policial sobre un programa de protección de testigos In Plain Sight (AXN, sábados a las 19), en su último episodio.
"Muchas series retratan a gente de clase alta que vive de manera opulenta y creo que todas estas ficciones van a tener problemas de audiencia. La gente quiere ver en estos momentos personajes con los que poder identificarse -explicó Paul Kagan, de la empresa estadounidense de investigación de la audiencia PK- En una situación decrisis , cuando el futuro más próximo puede ser un misterio, se vuelve, además, a las series de crímenes como CSI, porque de alguna manera aportan la seguridad de que al final los problemas van a ser resueltos", agrega.
En clave de humor, HBO decidió reflejar la crisis económica en el personaje de Ray Drecker, el protagonista de Hung (que volverá a comenzar a partir de enero por HBO Plus). De la noche a la mañana, el entrenador de básquet de un colegio se encuentra divorciado, económicamente hundido, sin vivienda ni posibilidad de acceder a un crédito.
Así, haciendo uso de la única "ventaja comparativa" que le queda, decide hacer negocio con su propio cuerpo y se convierte en gigoló.
En la comedia multi ganadora del Emmy 30 Rock (Sony, a la medianoche), hubo un episodio que presentaba la incorporación de un nuevo grupo de becarios en la sede neoyorquina de la NBC. Todos eran ejecutivos bancarios desocupados tras la quiebra del Lehman Brothers. Por si no quedó claro, otro dato más: entre la oferta de la cadena ABC para esta temporada figuró Canned, sobre un grupo de amigos despedidos del trabajo el mismo día.
Este panorama evidencia que, si bien médicos, abogados y policías siguen gozando de las preferencias del público, los contenidos de las series están mutando, y las vueltas de tuerca a los modelos tradicionales están a la orden del día.
Vía Clarín

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